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Resumen de la Ponencia:
Hoy en día se vive un contexto globalizado que impulsa a las diferentes regiones del mundo a ser competitivos y a apostar por el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación. Los países de Latinoamérica comenzaron su crecimiento en este ámbito en la década de los ochentas, a partir de la creación de los consejos de ciencia y tecnología. En México se crea en 1970 el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) con el objetivo de promover el avance en investigación científica, tecnológica y de innovación en el país; con el paso de los años se creó un sistema que evalúa los trabajos desarrollados en las diferentes áreas del conocimiento, pero también, evalúa a las personas encargadas de dichos trabajos, es decir, a la comunidad científica, creándose así, el Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
A partir de una serie de criterios, el SNI, pondera a aquellos trabajos como “productos válidos”, y la o el investigador es aceptado o rechazado, si el resultado es favorable, recibe su nombramiento y un estímulo económico. El presente trabajo de investigación persiguió el objetivo de develar las condiciones económicas presentes en el estado de Chiapas para el desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación. Este trabajo se deriva de una investigación mayor relacionada con las condiciones del campo científico presentes en la entidad.
En la parte metodológica se empleó la narrativa-biográfica, y a partir de entrevistas en profundidad se pudieron rescatar las subjetividades de las y los investigadores. Los resultados preliminares han develado que la desigualdad tanto económica como educativa que se vive en la región funcionan como un principio diferenciador fuerte no solamente para el desarrollo de la Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) sino también para el ámbito educativo. Por lo que, se concluye que hablar de desigualdad en Chiapas significa pensar en un fenómeno que trasciende las áreas de conocimiento y la escala local, además, de que es fundamental colocar la mirada en el ethos científico que se está construyendo desde las reglas de una ciencia hegemónica.
Introducción:
La educación como objeto de estudio es sumamente interesante y complejo. Para analizarla es necesario colocarse desde una perspectiva y actitud flexible, ya que presenta múltiples retos. Hablar de educación superior (ES), por ejemplo, es una mirada limitada al amplio tema de la educación, no obstante, es imperante abordar este nivel educativo ya que, en las diferentes regiones latinoamericanas, este nivel impulsa el desarrollo de las y los jóvenes hacia las diferentes fuentes de empleo, en pocas palabras, permite el crecimiento del mercado laboral, y por ende, el de la región.
El término educación tiene un doble origen etimológico, tal como lo señala Luengo Nava (2004, p. 3)
Como el verbo latino educere significa "conducir fuera de", "extraer de dentro hacia fuera", desde esta posición, la educación se entiende como el desarrollo de las potencialidades (…) y el término educare se identifica con los significados de "criar", "alimentar" y se vincula con las influencias educativas o acciones que desde el exterior se llevan a cabo para formar, criar, instruir o guiar al individuo.
Aunque claro, los momentos históricos, las posturas, los procesos de individualización y de socialización entre muchos otros elementos han servido para fundamentar el estudio de la educación y de los procesos, así como los fenómenos relacionados a ésta; y evidentemente, han surgido nuevos acercamientos al concepto. Es necesario precisar entonces cómo es concebida la educación superior. Desde la perspectiva de Ibañez citado en Guerrero Barrios y Faro Reséndiz (2012) considera que la educación superior es aquella que tiene como objetivo el de formar a sujetos con capacidades y actitudes para su integración a la sociedad, de tal forma que, sean capaces de regular el status quo y a la vez, puedan transformar su realidad, y la realidad social en pos de los valores vigentes. La anterior definición de ES ha perdurado a través de los años, y en pocas palabras, hace énfasis en la formación de profesionistas competentes y reconoce la influencia del contexto del cual se parte.
Con relación a lo anterior, es importante resaltar que la formación de profesionistas ha estado ligada a la manera “formal” de la educación, y ésta es aquella que se imparte en las Instituciones de Educación Superior (IES). En este sentido, Guerrero Barrios y Faro Resendiz (2012) indican que la calidad de la formación del estudiantado tiene que ver con tres características importantes con las que debe contar una IES: capacidad de organización, creatividad e innovación educativa; estas características propician un ambiente educativo que además de solucionar problemas actuales de la sociedad, también coadyuven a una preparación de profesionistas para el futuro.
Por lo tanto, como se planteó en renglones anteriores, el “simple” concepto de educación está íntimamente relacionad con el contexto de cada región. En el caso particular de México, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) es la encargada de desarrollar programas, planes y políticas nacionales orientados al desarrollo de la ES en el país. En la actualidad, las IES de México tienen un desafío doble ya que, por un lado, tienen que enfrentar fuertes y diversas desigualdades en materia de educación, y por otro lado, adaptarse rápidamente a los cambios a nivel global que están ocurriendo más frecuentemente. Con base en los datos de la ANUIES (2016) en México se tiene presencia de 180 universidades e IES, tanto públicas como particulares, en donde se concentra el 55% de la matrícula total de ES que asciende a más de cuatro millones de estudiantes.
Como ya se sabe, los países de Latinoamérica comparten varias características entre sí, no obstante, también se tienen asimetrías importantes entre países, y entre otras regiones del mundo. En consecuencia, es importante exponer algunos puntos importantes sobre el contexto de México, ya que se encuentra enmarcado por la desigualdad. Uno de los datos más reveladores es la Tasa Bruta de Matriculación (TBM) ya que está considerado como el indicador más importante utilizado para monitorear el acceso a ES en las diferentes regiones del mundo y expresa la matrícula como un porcentaje de la población entre 19 y 23 años. México está ubicado entre los países que alcanzaron un TBM entre el 20% y 50%, lo anterior también se ve reflejado en países como India, Kazajstán, así como otros del norte de África (UNESCO, 2012).
En cuanto a la atención del estudiantado en México los datos tampoco son favorables; de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI] (2020) la población de México es de 126,014,024 personas, sin embargo, el número de personas que alcanzaron los estudios de ES, en el ciclo escolar 2020-2021 fueron poco más de cuatro millones de estudiantes, lo que representa solamente el 6.6% de la población mayor de 18 años, el resto no tiene acceso a este nivel. Otro dato interesante tiene que ver con el gasto público en educación superior, ya que con relación al Producto Interno Bruto (PIB) en el período 2018-2019 en México se manejó un 0.92% a diferencia de otros países latinoamericanos como Costa Rica (1.52%), Brasil (1.38%) y Chile (1.37%) (Fanelli, 2022).
Ahora bien, si los datos anteriores son comparados con los datos de países con economías avanzadas, la brecha es aún más significativa: Estados Unidos (2.5%), Chile (2.4%) y Canadá (2.3%) (Statista, 2018). Por supuesto, los países que cuentan con más recursos económicos se han posicionado como ejemplos a seguir en el desarrollo del ámbito educativo, y no solamente de éste, sino también ha impactado en el florecimiento de la Ciencia, Tecnología e Investigación (CTI) de dichas regiones. Por ello, no es casualidad que los países que más invierten en CTI son aquellos que se encuentran en tres regiones principalmente: Asia Oriental y Sudoriental (40%), América del Norte (27%) y Unión Europea (19%), lo anterior con respecto al PIB de cada región, y que cuenten con mayor número de investigadores.
Así, se constata la presencia de fuertes desigualdades entre países y regiones del mundo, es en este momento que surgen las preguntas ¿qué tipos de desigualdades existen?, ¿a quiénes afectan las desigualdades?, ¿cuáles son las desigualdades presentes en México? entre muchas otras interrogantes que sirven para pensar y delimitar este trabajo. Por tanto, para efectos de esta investigación se hizo énfasis en dos ramas de la desigualdad: económica y educativa. La desigualdad económica, de acuerdo con Litchfield citado en Galindo y Ríos (2015, p.2), es entendida como “la diferencia en cómo se distribuyen los activos, el bienestar o los ingresos entre la población, es decir, es la dispersión que existe en la distribución de ingreso, consumo o algún otro indicador de bienestar”. Acá es necesario realizar una aclaración, no se debe confundir desigualdad con pobreza, la desigualdad es un concepto más profundo dado que hace referencia a la variación de los estándares de vida de las personas, dicho esto, puede existir desigualdad sin pobreza, o bien, pobreza sin desigualdad.
Para Muñoz citado en Favilla Tello y Navarro Chávez (2017, p. 79), la desigualdad educativa sucede cuando
Una sociedad falla en la consecución de los siguientes objetivos: igualar las oportunidades de ingreso al sistema educativo para todos los individuos que posean las mismas habilidades; igualar estas mismas oportunidades entre individuos de distintos estratos socioeconómicos; igualar los resultados obtenidos por los estudiantes que dediquen a su educación la misma cantidad de tiempo y esfuerzo sin que en ello influya su origen social, y fomentar la adquisición de habilidades para el aprendizaje entre la población, utilizando estrategias diferenciadas que busquen igualar el desempeño de los beneficiarios.
Por ende, hablar de desigualdad en México ofrece esa doble imagen. En cada momento histórico de México, la educación ha surgido como un factor resistente al cambio, mientras que, a lo largo del tiempo, se han sufrido giros a veces drásticos casi siempre provocados por factores externos al ámbito educativo, de tipo político o económico principalmente, y cada vez más, se deja a un lado a esa visión de la educación como un derecho básico de todas y todos.
Desarrollo:
Este mapeo de desigualdad en México, se aterriza sobre la región sureste del país, en donde las condiciones de desigualdad se recrudecen. México forma parte del 25% de los países más desiguales del mundo (OXFAM, 2018), y dentro de este bloque desigual, es la región sur-sureste la que se ve más afectada. Siguiendo este eje, la regionalización del país juega un papel importante, menciona Cabrera, Hernández, y Pons (2013, p. 3) que “…en la región sur del país (integrada por los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca), la creación y recreación del conocimiento se despliega de un modo distinto al resto de los estados”. Con el objetivo como brújula para esta investigación, es que se hace ahínco en exponer las condiciones de Chiapas específicamente.
La pobreza y la marginación son componentes que han estado presente en la entidad como un mismo fenómeno que se expresa de manera territorial y social. Según el CONEVAL (2018) en los últimos diez años los indicadores de carencia social han aumentado, de la población total de la entidad, la cual está conformada por más de cinco millones de habitantes (INEGI, 2020), el 76.4% es decir 4174.6 miles de personas se encuentran en situación de pobreza, y el 29.7% de los anteriores están en condiciones de pobreza extrema.
Del total de la población, solamente el 17.6% tiene acceso a los servicios de salud, el 22.3% acceso a la alimentación y 57.1% acceso a los servicios básicos de la vivienda. Para explicar y afianzar lo antes mencionado, la diferencia entre extremos indica que el Distrito Federal obtiene un IDH 28.4% más elevado que el de Chiapas (PNUD, 2020). Lo más preocupante son los datos que reflejan la enorme brecha existente entre entidades del país, en materia del Índice de Educación (IE), ya que los cuatro últimos lugares con relación están ocupados por Veracruz (0.6), Guerrero (0.58), Oaxaca (0.56) y Chiapas (0.5), siendo éste último el más bajo de la región sureste, en total contraste con el Distrito Federal (0.82), Quintana Roo (0.7), Baja California Sur (0.76) y Baja California (0.72), que son las entidades con valores más altos (PNUD, 2014). También es importante resaltar que la entidad cuenta con una gran diversidad cultural y lingüística; el 28% de sus habitantes de tres años en adelante hablan una lengua indígena, siendo el Tsotsil la más representativa. Más de la mitad de los habitantes indígenas de Chiapas se concentran en zonas rurales, que son las que mayores carencias sociales poseen (Mérida y Acuña, 2020).
Toda esta conflictividad y diversidad a la vez dentro de la entidad ha causado una turbulencia en el desarrollo de la Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) evidentemente. A nivel nacional es el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) el encargado de “establecer las políticas públicas en materia de humanidades, ciencia, tecnología e innovación en todo el país con el objetivo de fortalecer la soberanía científica e independencia tecnológica de México (…)” (CONACYT, 2023, p. 1). El CONACYT a partir del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) busca promover y fortalecer, mediante evaluaciones, la calidad de los trabajos en investigación que se producen en el país. También es una forma de monitorear el desempeño de las y los investigadores miembros del sistema, dado que, cada cierto período de tiempo, se someten a dichas evaluaciones en donde se destacan lineamientos y niveles a cumplir, que están ligados principalmente, a la hegemonía dentro de la cual se mueve la ciencia.
Finalmente, es importante señalar que tanto los niveles como los lineamientos del SNI para la evaluación de la comunidad científica son homogéneos. El número de investigadores actualmente en el país rebasa los 33 mil miembros repartidos en los cuatro niveles o categorías: candidato, nivel I, nivel II, nivel III y emérito; así como en las nueve áreas de conocimiento que se muestran en la tabla 1:
Tabla 1
Áreas de conocimiento del CONACYT

Fuente: Elaboración propia
Metodología
Esta investigación se basó en el paradigma hermenéutico, aplicando una metodología de tipo biolgráfica-narrativa, debido a que se buscó rescatar las subjetividades a partir de las narrativas de los participantes. De acuerdo con Bolívar Botía y Domingo Segovia (2006) esta metodología es rica por explorar el plano emotivo, así como complejidades, relaciones y particularidades de las acciones de los sujetos; las narrativas permitieron adentrarse al mundo de las y los investigadores y comprender cómo ellos actúan en él, además, como señalan Rivas y Leite (2020), las voces de los participantes no se vuelcan en sí mismos, sino que penetran en el mundo de las experiencias que se encuentran atravesadas por múltiples aspectos de la vida.
Se empleó la entrevista en profundidad como técnica de recolección de datos para rescatar las experiencias de las y los investigadores SIN ya que de acuerdo con Taylor y Bodgan (1992, p. 121) “el sello autentificador de las entrevistas cualitativas en profundidad es el aprendizaje sobre lo que es importante en la mente de los participantes: sus significados, perspectivas y definiciones: el modo en que ellos ven, clasifican y experimentan el mundo.” En Chiapas se identificaron nueve IES de carácter público, y solamente en cuatro de ellas se tienen registros de investigadoras e investigadores reconocidos por el SNI adscritos al área en cuestión; las IES antes señaladas se señalan en la figura 1.
Figura 1
Mapa de la ubicación de las IES (sedes) de la región de la investigación

Fuente: Elaboración propia
Las y los investigadores tomados en cuenta son de la cohorte 2014-2019 y se obtuvo un total de 24, no obstante, solamente 16 de ellos quisieron colaborar con esta investigación. Posteriormente, y debido a la metodología de esta investigación, se aplicaron criterios de representatividad y de significatividad. Los criterios de representatividad responden a ciertas cualidades de los integrantes como: a) pertenencia al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), b) Institución de Educación Superior pública de adscripción, c) experiencia en el campo científico, y específicamente, en el subcampo de las ingenierías, y d) género de los investigadores SNI. En adición a lo anterior, el criterio de significatividad es ampliamente trabajado en las investigaciones cualitativas, especialmente cuando se trabaja con narrativas, y responde al interés que muestran los sujetos para participar en el estudio, sobre todo, denota el interés de contar sus experiencias, dado que éstas se convierten en hologramas de ellos mismos. Finalmente, así se obtuvo la tabla 2 en donde se indican algunas características de los participantes clave:
Tabla 2
Participantes clave de la investigación

Fuente: Elaboración propia
Resultados
Los resultados de esta investigación abren nuevos ángulos de análisis y discusión sobre el campo científico en Chiapas, y cómo se está desarrollando éste a pesar de las ya reconocidas desigualdades; a la luz de esto, se debe tener presente que en las narrativas de los participantes se expone una preocupación derivada de las pocas oportunidades que han tenido para el desarrollo de sus investigaciones, dichas oportunidades tienen que ver con el bajo apoyo económico destinado a la entidad, que a su vez, se distribuye entre las IES para la comunidad científica. Por tanto, la totalidad de los participantes ha expresado que tanto las convocatorias emitidas por el CONACYT (a nivel nacional), o bien por el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de Chiapas (ICTI) (a nivel estatal), se han convertido en una forma de aumentar sus ingresos como docentes.
También, a partir de las narrativas de los participantes, se develó una relación clara con el sistema de teorías campo-capital-habitus de Bourdieu que permite una mejor comprensión al problema de las desigualdades presentes en el campo científico de Chiapas. A continuación, se comparten algunos fragmentos de las entrevistas de los participantes donde se refuerza lo antes señalado:
Todo tiene que ver con la reducción de recursos. No se han apoyado los proyectos, no se ha obtenido nueva tecnología, y pues así, no se ha podido generar nuevo conocimiento científico (Juan, 2020).
Por supuesto, yo creo que la parte social es muy importante, porque al momento en el que desarrollamos proyectos se tiene que pensar a quién va a beneficiar ¿no?, entonces hemos desarrollado tecnología, y por medio de la parte social queremos llevar estufas ecológicas a las comunidades (…) Pero también está involucrado lo económico porque los proyectos no se arman solos, se requiere comprar material, comprar equipo, entonces entran en juego los apoyos económicos que se puedan tener (Brenda, 2021).
Por otro lado, un aspecto que fue determinantemente importante, a tal grado, de que sobresalió en todas las narrativas, fue que la entidad no cuenta con centros de investigación enfocados al área de las ingenierías, éstos se ubican en el centro y norte del país; por ende, para que las y los investigadores puedan aumentar el capital cultural (grados, diplomas, etcétera) tienen que buscar opciones de manera externa, lo cual involucra, nuevamente, recursos económicos.
Pero el problema tiene raíces profundas, ya que los participantes dan cuenta de que la calidad de la educación en Chiapas se ve disminuida desde el nivel básico. Para los niños no es común el desarrollar actividades vinculadas con la ciencia, y menos, en regiones alejadas de la zona urbana, como es el caso de las comunidades indígenas donde la desigualdad está más marcada. Desde la perspectiva de los participantes las carencias en las diferentes regiones de la entidad influyen fuertemente en el entorno social que envuelve al estudiantado fomentando un desinterés para estudiar alguna de las ingenierías existentes, y por ende, el dedicarse a la investigación.
Por último, emergió un elemento en las narrativas de los participantes el cual hace alusión al tipo de contratación que éstos tengan, ya que eso los posibilita o limita en la participación de diversas convocatorias dentro de sus instituciones. Todos los participantes son docentes, así que tienen que dividir su tiempo, para dedicarse también a la investigación, tanto dentro como fuera de su institución.
Conclusiones:
Es evidente que el punto donde convergen los resultados tiene que ver con las condiciones económicas presentes en la región. Éstas son un principio diferenciador importante entre la comunidad científica, no únicamente de la región de estudio, sino que escala a niveles estatales e internacionales, y también, trasciende en las áreas de conocimiento; no obstante, a pesar de que se ha demostrado que, en el área de estudio, VIII-Ingenierías y desarrollo tecnológico, las y los investigadores conforman un grupo minoritario, ellos han logrado hacerse visibles, y ahora escuchados.
Lo antes mencionado, se complementa con el análisis de las instituciones educativas presentes en la entidad. El consenso sobre la relación entre docencia e investigación, está y seguramente, continuará estando vigente de cara a que la comunidad docente se ve obligada a ingresar en diversas convocatorias y/o proyectos para mejorar su sueldo, no obstante, no es difícil imaginar la turbulencia institucional, simbólica y personal producida por la incitación, cada vez más insistente, hacia la investigación sin tenerse las condiciones necesarias para ello.
No está de más, continuar pensando y analizando las políticas públicas de inversión destinadas a la CTI, y cómo éstas se encuentran actuando en las diferentes regiones del país para mejorar las condiciones, y así se tenga un desarrollo científico más significativo, sobre todo, que realmente impacte en el bienestar de la sociedad. Por último, parece imperante continuar reflexionando sobre el sentido que tiene el hacer investigación en regiones tan marginadas como la antes expuesta, ya que son estas regiones las que mayor apoyo deberían recibir para no reproducir una ciencia elitista y hegemónica que olvida los beneficios sociales y que solamente se enfoca a los beneficios económicos.
La preocupación por los efectos de la desigualdad conduce a realizar una reflexión más profunda y cuidadosa a futuro, sobre las consecuencias a corto, mediano y largo plazo acerca del campo científico de Chiapas, en donde se prevé una situación emergente, relacionada con una distorsión en la axiología, vocación y legitimidad de la ciencia. Se piensa que, para hacerle frente a lo anterior es vital alimentar una actitud de resistencia, y una visión más diversa y abierta de la ciencia para que la comunidad científica pueda caminar por otros caminos.
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Palabras clave:
Desigualdad; Chiapas; investigadores