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Resumen de la Ponencia:
En esta investigación se concluye que actualmente el grupo Indígena Cucapáh lucha contra el colonialismo interno, así como contra la matriz colonial de opresiones y el despojo que estas estructuras opresivas generan. La lucha del pueblo Cucapáh por la tierra y por la pesca son sus luchas de resistencia contra las opresiones coloniales y por su autodeterminación. Algunas luchas que se analizan particularmente son la propiedad de sus tierras comunales y contra el despojo de los permisos de tierra por parte de personas no Indígenas, y la lucha por la pesca con la movilización de 2007 junto con el movimiento Zapatista.
Introducción:
Esta investigación busca estudiar las luchas del grupo Indígena Cucapáh, enfocada en las luchas por la tierra, por la pesca y por su autodeterminación.
El grupo Indígena Cucapáh ha vivido por más de mil años en el área del Delta del Río Colorado (Bonada Chavarría, 2016). El grupo Indígena Cucapáh es parte de la familia de los Yumanos, junto con los grupos Indígenas Kumiai, Kiliwa, Paipai y Cochimí, en el estado de Baja California (Garduño, 2015).
Los Cucapáh de México viven principalmente en la comunidad de El Mayor Cucapáh; una comunidad rural aislada, con una población aproximada de 170 personas, también viven algunas familias Cucapáh en el ejido Cucapáh Mestizo y en el ejido El Indiviso. Estas comunidades se localizan a una hora de la ciudad de Mexicali, en la carretera entre Mexicali y el pueblo costero de San Felipe y a una hora y media de la ciudad de Mexicali, respectivamente. Estas comunidades tienen un clima extremo, ya que se localizan en el desierto, con temperaturas que llegan a los 50 grados centígrados durante el verano (especialmente en Julio) y a los 0 grados centígrados durante el invierno (especialmente durante Diciembre y Enero). Las comunidades están catalogadas con un alto nivel de marginación social (Anglés Hernández, 2011).
Así mismo, la lengua Cucapá está catalogada como una lengua con muy alto riesgo de desaparición (EFE, 2020), con solo cuatro hablantes en Baja California (el estado donde viven más personas Cucapáh en México y donde se encuentran las comunidades mencionadas), dos de estas personas viven en la comunidad de El Mayor, otra en el ejido Cucapáh Mestizo y la última en la ciudad de Ensenada. Sin embargo, es importante resaltar que también hay una comunidad Cucapáh en el estado de Sonora, en Pozas de Arvizu, con menos de 100 personas y otra comunidad Cucapáh en Estados Unidos, donde tienen el estatus reconocido como Native Tribe. En Estados Unidos se les denomina Cocopah, y su reservación se encuentra en Somerton, Arizona. Actualmente muy pocas personas Cucapáh de México tienen contactos con personas Cocopah de Estados Unidos (Talamante Dominguez, 2014).
Para el grupo Indígena Cucapáh, su relación con el río y la pesca son centrales en su cosmovisión y su modo de vida (Navarro Smith, 2013). Incluso, una de las traducciones del vocablo “Cucapáh” se traduce como “gente del río” (Bonada Chavarría, 2016), sin embargo otra de las traducciones de acuerdo a Onésimo González, quien fuera autoridad tradicional de la comunidad Cucapáh por varias décadas es diferente: “Una de las traducciones de lo que significa Cucapáh, según lo que me dijo Onésimo, significa “hombre que vuelve”, porque cada año que venía el río y que inundaba todo se tenían que ir hacia las montañas y luego volvían al bajar el nivel del río” (Cardona, A., entrevista personal, 2022).
Desarrollo:
Discusión teórica
El académico mexicano Pablo González Casanova teorizó por décadas sobre el colonialismo interno que sufren los pueblos Indígenas. De acuerdo con González Casanova, el colonialismo interno es un fenómeno en donde grupos étnicos minoritarios sufren una dinámica de opresión colonial dentro y por el Estado-Nación, con condiciones similares a las opresiones que sufren los pueblos por el imperialismo y colonialismo global, aun cuando los países lograron la independencia (por lo menos formal) de los imperios occidentales. Dentro de las opresiones que sufren los grupos por el colonialismo interno se encuentran: “…habitan en un territorio sin gobierno propio; se encuentran en situación de desigualdad frente a las elites de las etnias dominantes y de las clases que las integran; su administración y responsabilidad jurídico-política conciernen a las etnias dominantes, a las burguesías y oligarquías…los derechos de sus habitantes y su situación económica, política, social y cultural son regulados e impuestos por el gobierno central; los colonizados en el interior de un Estado-nación pertenecen a una “raza”…considerada “inferior”…” (González Casanova, 2006, p. 86). Aunado a esto, argumenta que el darwinismo político, que consiste en la categorización de ciertos grupos raciales y étnicos como inferiores y atrasados, para poder sacrificarlos por el Estado (González Casanova, 2006, p. 94). Esta noción nefasta se impuso por medio de la violencia y la religión desde la invasión colonial, y gracias al sistema de opresión colonial que se ha perpetuado por siglos, ha sido interiorizada en las sociedades del Abya Yala. Por otro lado, González Casanova argumenta que se necesita “la formulación moral y política del respeto a uno mismo, a la propia dignidad y autonomía de la persona, y también del respeto a la colectividad a que se pertenece, a fin de construir un poder alternativo indoblegable que, basado en las unidades autónomas y sus redes, redescubra, por sus recuerdos y experiencias, la lucha encubierta de clases, hoy convertida en guerra por “los ricos y los poderosos”” (González Casanova, 2006, p. 105).
En esta misma línea, el psiquiatra y pensador negro caribeño, Frantz Fanon, en su libro “Condenados de la tierra”, hace un análisis sumamente relevante y enriquecedor sobre la opresión colonial, y sobre los movimientos revolucionarios anti-coloniales, tanto en el continente africano (especialmente por su experiencia en Argelia), así como en el Abya Yala. Fanon (1963, p. 76,86) sostiene los argumentos de Casanova, discutiendo que el sistema de colonialismo interno se establece y permea gracias al rol servil de las élites internas que funcionan como agentes de las élites transnacionales. Este argumento es sumamente relevante, ya que al igual que Casanova, critica a las élites colonizadas, que han tomado el poder después de la independencia formal de los Estados colonizados, pero que, en vez de hacer un cambio radical de la estructura opresiva colonial, la han perpetuado y continuado con la opresión hacia los grupos considerados inferiores por medio del colonialismo interno. Esto lo explica Fanon puntualmente: “Cuando se reflexiona acerca de los esfuerzos que han desplegado para realizar la enajenación cultural…se comprende que…el resultado global buscado por el dominio colonial era efectivamente convencer a los Indígenas de que el colonialismo venía a arrancarlos de la noche. El resultado…era meter en la cabeza de los Indígenas que la partida del colono significaría para ellos la vuelta a la barbarie, a encanallamiento, a la animalización.” (Fanon, 1963, p. 104). Sobre la lucha por la liberación, Fanon argumenta que los grupos oprimidos necesitan estar politizados y declara que para lograr la liberación se necesita una economía nacionalizada por los grupos oprimidos, así como la creación de cooperativas económicas democráticas (p.104).
Otro enfoque relevante es el planteado por Aníbal Quijano, académico peruano pionero de la decolonialidad, y reforzado posteriormente por Catherine Walsh. Quijano planteó el enfoque de la matriz colonial de opresiones, teniendo argumentos relacionados con los postulados de González Casanova y Fanon. Respecto a esta matriz de opresiones, se comienza discutiendo la colonialidad del poder (Quijano, 2000, 2015). La colonialidad del poder se manifiesta en el establecimiento de una estructura discriminatoria y opresora, donde personas Indígenas y negras son las más oprimidas, usando la raza como la base de relaciones de poder asimétricas y violentas. La colonialidad del saber se refiere a la postura de que el conocimiento occidental es el único válido y el superior, marginando otras racionalidades epistémicas, conocimientos y saberes. También existe la colonialidad del ser, que se ejerce deshumanizando a todas las personas que no encajan al modelo colonial occidental; esta colonialidad da pie a la forma de Estado que se tiene en todos los países del Abya Yala, que en su mayoría han oprimido históricamente a los grupos indígenas, así como a las comunidades negras, deshumanizándolos y categorizándolos como incivilizados e inferiores. Una última forma de colonialidad es la de la madre naturaleza. Esta colonialidad destruye y se apropia de todas las formas de vida (animales, plantas, ríos, cerros, mares, etc.) justificándose en la premisa opresiva e insostenible de que toda la vida está para que los grupos dominantes la exploten para su beneficio (Walsh, 2008, 2013). Es importante resaltar que tanto en los postulados de González Casanova, como en los de Quijano, se considera la opresión de clase y de raza como transversal e inseparable. Así mismo, Quijano declara que los efectos de la colonialidad del poder siguen enraizados en la actualidad en todas las estructuras, imponiendo una visión eurocéntrica de un capitalismo moderno y neocolonial (Quijano, 2000, p. 218).
Pensamiento Indígena
Como bases teóricas de este trabajo, ha sido sumamente importante basarse en los argumentos de pensadores Indígenas, sobre sus postulados sobre la esencia de la buena vida, las críticas al sistema dominante actual, y las formas de vivir en comunidad y relacionarse con otras formas de vida. Uno de estos pensadores es Ailton Krenak, pensador del pueblo Indígena Krenak en el Amazonas brasileiro. Krenak declara que el sistema moderno colonial actual ha creado “el mito de la sustentabilidad, inventado por las corporaciones para justificar el asalto que hacen a nuestra idea de naturaleza” (Krenak, 2019, p. 9). También comenta: “El río Doce, que nosotros los Krenak llamamos Watu, nuestro abuelo, es una persona, no un recurso, como dicen los economistas. Él no es algo que alguien pueda apropiarse” (Krenak, 2019, p. 21). Estos argumentos están relacionados con lo discutido por Walsh en páginas anteriores sobre la colonialidad de la naturaleza, pero de una manera más tangible. Incluso la traducción del vocablo Krenak es indicativo de su pensamiento como pueblo: “El nombre Krenak está constituido por dos términos: la primera partícula, kre, que significa cabeza, y la otra, nak, significa tierra. Krenak es la herencia que recibimos de nuestros antepasados, de nuestras memorias de origen, que nos identifica como “cabeza de la tierra” (Krenak, 2019, p. 24).[1] El significado del vocablo Krenak es sumamente importante, ya que indica la relación como pueblo con la tierra, y el entendimiento de que son parte de ella, y por lo tanto, es primordial defenderla.
Relacionado a los postulados anteriores, el pensamiento del grupo Indígena Xukuru de la comunidad de Ororubá en Brasil, resulta relevante a discutir. De acuerdo con el pensador Xukuru Iran Neves Ordonio, para el grupo Xukuru la integración con la tierra es sagrada, incluyendo la relación con el agua, el suelo, las piedras, los bosques, ya que son el hogar de los “espíritus encantados”(Neves Ordonio et al., 2022, p. 165). Para el grupo Xukuru, una buena vida se traduce en su lengua como Lymolaygo Toype, que se enfoca en los cuidados “desde una visión holística fe la agricultura-salud-educación para mantener el Bem Viver en la tierra y para la tierra…Estas prácticas incluyen, por ejemplo, el buen comer [Kringó Konengo] y la gastronomía tradicional, el uso de plantas y el sistema de sanación tradicional, así como la idea de economía de la reciprocidad y dinámicas sociales de compartir y solidaridad” (Neves Ordonio et al., 2022, p. 166). El pensamieno Xukuru, en sintonía con los pensamientos Indígenas analizados, tiene a la tierra como un elemento central de su cosmovisión y concepción de una buena vida. Así mismo, es relevante resaltar los elementos de solidaridad y reciprocidad, que están en sintonía con el pensamiento Ayuujk. Por otro lado, un elemento central del grupo Xukuru que se diferencia de los pensamientos anteriores es la centralidad de una buena alimentación y del sistema de sanación tradicional.
Por su parte, Glen Coulthard, académico Indígena Yellowknives Dene en Canadá, discute sobre la estructura actual del Estado-nación impuesta desde la invasión colonial. Al respecto, Coulthard argumenta que esta estructura “se caracteriza por una forma particular de dominación; es una relación donde el poder-en este caso, facetas discursivas y no-discursivas entrelazadas del poder económico, de género, racial y Estatal-se ha estructurado en un set relativamente seguro o sedimentado de relaciones sociales jerárquicas que continúan facilitando la desposesión de pueblos Indígenas de sus tierras y su autodeterminación” (Coulthard, 2014, p. 6,7). Este argumento está íntimamente relacionado con lo planteado por Quijano sobre la matriz de opresiones coloniales. Coulthard también plantea un enfoque que denomina normatividad enraizada: “La teoría y práctica del anticolonialismo Indígena, incluyendo anticapitalismo Indígena, se entiende como una lucha inspirada principalmente por, y orientada alrededor, de la cuestión de la tierra- una lucha no solo por la tierra en sentido material, sino también informada profundamente por lo que la tierra nos puede enseñar sobre vivir nuestras vidas en relación con cada uno y con el mundo natural como un sistema de relaciones y obligaciones recíprocas en términos no-dominantes y no-explotadores” (Coulthard, 2014, p. 13). Como se puede apreciar, la tierra es entendida como una base para la lucha decolonial, pero también como una base para un modo de vida diferente, más recíproco y más humano. Estos postulados están estrechamente relacionados con los postulados de Krenak, Neves Ordonio, et al., y al mismo tiempo con los postulados de González Casanova, y Fanon.
Autodeterminación
La concepción de autodeterminación es una noción compleja que no cuenta con una definición universal, ya que diferentes grupos la definen de diferentes formas y la ejercen de diferentes formas, sin embargo para fines de este trabajo, se entiende el derecho a la autodeterminación como el derecho de grupos Indígenas a determinar libremente sus formas de organización, toma de decisiones, sus estructuras políticas, a participar en asuntos públicos, así como el derecho de determinar de manera autónoma sus nociones y objetivos de vida de manera colectiva. Es importante resaltar que las nociones de autodeterminación Indígena se basan en las relaciones de los pueblos con sus tierras, aguas, memoria, animales, plantas, rituales, lenguas y cosmovisión (Corntassel & Woons, 2017).
Por otro lado, se argumenta que la autodeterminación individual está condicionada y desarrolla significado y valor con las interacciones con otros individuos, construyendo colectivamente estos derechos individuales. Esto se manifiesta con la propuesta Indígena del ejercicio en dos niveles de los derechos, donde se parte del espacio colectivo de autoridad política con sus formas de auto-gobierno Indígena, integrando este nivel con el ejercicio de derechos individuales como parte del Estado-Nación (O’Sullivan, 2015).
Uno de los principales obstáculos para la autodeterminación de los pueblos Indígenas es que el Estado y las empresas privadas busca minimizar sus obligaciones hacia los pueblos por intereses económicos y de mantener el status quo, para no realizar compensaciones a los pueblos que han oprimido (Woons, 2015).
Tierras comunales y despojo
La comunidad de El Mayor Cucapáh, donde viven la mayoría de las personas Cucapáh en Baja California, se encuentra bajo la categoría de tierras comunales. La localización actual de la comunidad es en la carretera de Mexicali a San Felipe, a orillas de un brazo del río Hardy, en el kilómetro 57.
El despojo de las tierras de los Cucapáh comenzó a finales del siglo XIX, ya que las leyes de colonización consideraban las tierras Cucapáh baldías al no estar ocupadas en su totalidad y al no tener “documentos escritos que acreditaran su posesión, por lo que fueron otorgadas a mexicanos y estadounidenses” (Sánchez Ogás, 2001, p. 57).
Para la década de los 30’s los Cucapáh finalmente recibieron tierras ejidales, liderados por Enrique Osben, quien se menciona en registros escritos a partir de 1937, en “la Confederación de Comunidades Agrarias del Territorio Norte de Baja California” (Bonada Chavarría, 2016, p. 283). A raíz de esto, varias familias Cucapáh recibieron tierras ejidales por el reparto agrario del presidente Lázaro Cárdenas, pero una gran cantidad de las tierras que fueron otorgadas a personas Cucapáh se perdieron, especialmente las tierras del ejido Cucapáh Indígena, por varios factores: el no tener conocimientos para dedicarse a la siembra de la tierra, ni equipo (Bonada Chavarría, 2015), así como el abandono de tierras o su venta, causadas por las amenazas y agresiones de personas no-Indígenas, principalmente provenientes de Zacatecas, así como por la falta de conocimiento de los requisitos para mantener las tierras: “En opinión de Adela Sandoval Portillo: “…O será porque la gente que vino de Juchipila, de Zacatecas…los amiedaron. los emborracharon. les dieron dinero, los golpearon…hasta que toda la indiada que tenía los títulos de esas tierras a su nombre mejor se fue” (Gómez Estrada, 1995, p. 230). Esto también lo comenta la señora “Güera Maclis”: “Al [ejido] Cucapáh Indígena llegaron muchos de Zacatecas y les decían como sembrar porque los Cucapáh no sabían y los hacían weyes, los ponían borrachos y les comparaban el derecho muy barato y a otros los amenazaban de muerte para que les dieran el derecho y todos los Cucapáh se fueron de ese ejido” (Valenzuela, M., entrevista personal, 2022).
Es importante resaltar que desde 1973, el gobierno de México reconoció 143,053 hectáreas como tierras comunales del pueblo Indígena Cucapáh, abarcando gran parte de la sierra Cucapáh una pequeña parte de márgenes del río, como resultado de años de gestiones y movilización encabezadas por Onésimo González Sainz, quien fuera autoridad tradicional de la comunidad (Bonada Chavarría, 2015, p. 24). No fue sino hasta 1975 que la comunidad recibió oficialmente las tierras y el “Reconocimiento y Titulación de Bienes Comunales. Sin embargo, solo recibieron tierras áridas, sin posibilidad de cultivarse. Pero este fue importante porque les permitió tener documentos legales de posesión de esas tierras y pudieron recuperar sus lugares sagrados” (Sánchez Ogás, 2001, p. 63).
Actualmente, el despojo de las tierras comunales continúa, aunque con otra dinámica. A partir de la reforma del artículo 27, que impuso el expresidente priísta Salinas de Gortari en 1992, se permitió la separación y venta de los ejidos como propiedad privada, permitiendo que unos cuantas personas y empresas, en su mayoría extranjeras, adquirieran una gran cantidad de tierras, y permitiendo la producción agrícola de monocultivo de exportación, típica de la producción capitalista neoliberal. Esta reforma también permitió que los derechos de tierras comunales pudieran venderse, traspasarse, donarse, como propiedad privada. A partir de este cambio, personas que no son Indígenas (o “mexicanos” como son nombradas por las personas Cucapáh), han adquirido derechos de tierras comunales, continuando así el despojo de las tierras Cucapáh. Aunque el adquirir derechos de tierras comunales no implica adquirir un lote de tierra determinado, sí permite tener un derecho al disfrute de los beneficios de cualquier actividad que se realice en las 143,053 hectáreas reconocidas como tierras comunales Cucapáh, así como el tener voz y voto en las juntas del comisariado de derechos de tierras comunales.
Sobre este tema la señora “Güera Maclis” comenta: “Hay un comisariado que está comprando muchas tierras, y eso está mal porque ¿Cómo nosotros siendo Cucapáh le estamos dando nuestras tierras a un mexicano?”, también agrega “son como 20 mexicanos que compraron derecho” (Valenzuela, M., entrevista personal, 2022). La señora Hilda Hurtado también comenta al respecto que: “Ahora hay puro representante mexicano que les quita el derecho a los Indígenas y hay sitios sagrados Cucapáh y una gente que no es Indígena no les tiene respeto a los sitios sagrados, por lo menos eso que nos quede. El mexicano voltea a ver el cerro y ve el signo de pesos, ¿cuánto le van a dar por ese pedazo de tierra? Es por eso que luchamos por conservar esa parte cultural de nosotros” (Hurtado, H., entrevista personal, 2022).
Por otro lado, es importante resaltar que el despojo de las tierras Cucapáh tiene una estrecha relación con el despojo del río y del derecho a la pesca, ya que históricamente el pueblo Indígena Cucapáh ha sido semi-nómada, migrando a donde puedan vivir del y con el río. De modo que, al afectar el agua del río, inherentemente se afecta la supervivencia del grupo Cucapáh y orilla a las familias Cucapáh a abandonar sus hogares y tierras, y a moverse a tierras donde puedan sobrevivir. El control del agua del río por Estados Unidos, para el uso de producción agrícola y el abastecimiento del sobreconsumo de diferentes ciudades de Estados Unidos son también formas de despojo tanto de la tierra del grupo Cucapáh, como de su río.
El despojo del río y la lucha por la pesca
Como se mencionó anteriormente, el grupo Indígena Cucapáh tiene una relación sumamente cercana con el río, no solo porque históricamente ha dependido del mismo para su supervivencia, sino por lo que representa para su identidad y por la esencia divina que le atribuyen en su cosmovisión. Sin embargo, y para su suerte, en la concepción occidental impuesto desde la invasión europea, y perpetuada por empresas, Estados Unidos y el Estado mexicano, el río es una fuente de recursos explotables y comercializables para obtener ganancias, por lo que el grupo Indígena Cucapáh ha sufrido un despojo estructural. Así mismo, a medida que el despojo ejercido para lucrar por diferentes empresas, Estados Unidos y el Estado mexicano, el flujo de agua del río y su causal se han reducido enormemente, modificando su ruta. Esta modificación ha hecho que las familias Cucapáh se muevan para estar cerca del río, por lo que la lucha por el río es también su lucha por la tierra. Esto se puede apreciar en lo que comenta Inés Hurtado: “Esta lucha también fue por conservar el territorio, porque esta parte del río es territorio Cucapáh, porque no peleamos el derecho de pescar en el golfo o en san Felipe, es pescar en el río de nosotros” (Hurtado, I., entrevista personal, 2022).
Aunque el despojo del río se ha desarrollado desde el siglo XIX, la coyuntura más nociva para el derecho de pesca del grupo Indígena Cucapáh se suscita en 1993, con un diferente tipo de despojo, un despojo que se puede caracterizar como un colonialismo verde. En 1993, el gobierno mexicano unilateralmente crea la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo y Delta del Río Colorado (RBAGDRC), prohibiéndoles pescar a las y los Cucapáh en toda el área del Delta del río, y en varias rutas del mismo, donde por cientos de años habían pescado para sobrevivir. La justificación que plantea el gobierno en ese entonces, siendo presidente Salinas de Gortari, fue la protección de especies marinas. Sin embargo, lo que sucede en la práctica es que perpetuan la opresión neocolonial hacia el grupo Cucapáh: “Desde 1993 los pescadores se han acostumbrado a que ser vigilados y perseguidos sea parte de la vida cotidiana durante la temporada de pesca: se les trata como delincuentes medioambientales y las autoridades justifican sus acciones criminalizantes con argumentos de protección a las especies que los cucapá pescan” (Navarro Smith, 2013, p. 210).
Las trabas legales que ha establecido el Estado mexicano muestran una postura de desdén por la supervivencia del pueblo Indígena Cucapáh, considerando más valiosas a las especies marinas que a las personas Cucapáh. Como respuesta, las cooperativas pesqueras Cucapáh, que actualmente son tres, han entablado procesos legales para defenderse como amparos: “…Un amparo interpuesto por la Sociedad Cooperativa Pueblo Indígena Cucapá Chapay Seisjhiurrar Cucapá (SCPICCSC), en mayo del 2012, mediante el cual se les permitía pescar durante la ejecución del primer acuerdo de cuota de captura” (Navarro Smith et al., 2014, p. 56). Sin embargo, la movilización más grande e importante del grupo Indígena Cucapáh en defensa de su derecho a pescar, ha sido sin duda la movilización de 2007, donde recibieron el apoyo del movimiento Zapatista.
El contacto con el movimiento Zapatista fue posible por activistas solidarios que contactaron directamente a las mujeres lideres de las cooperativas pesqueras Cucapáh, como relata Inés Hurtado: “Luis Alfonso era el representante en el estado aquí del EZLN, el es un licenciado de mexicali, y el nos contactó…Hicimos varias reuniones con la gente del EZLN, el Lic. Ricardo de la Torre nos apoyó mucho también, andaba con ellos. También Raul Ramirez Bahena” (Hurtado, I., entrevista personal 2022). Inés también explicó la estrategia del Subcomandante Marcos y la preparación para recibir a las y los Zapatistas: “Se planeó dónde se iba a hacer el campamento, toda la estrategia de qué hacer, todo un programa de quién iba a hablar, mi tío Onésimo hizo las ramadas de cachanilla para el campamento de ellos, y cercaron…Cuando ya estaba todo eso bien hecho, ya luego vino el Subcomandante Marcos”. Así mismo, Inés explicó que lo primero que hizo el Subcomandante Marcos cuando llegó con el grupo Indígena Cucapáh fue una asamblea: “Se hizo una asamblea donde nos escuchó y luego el tomó la palabra y dijo que venía a apoyarnos y que iba a ser todo lo posible para que no nos molestaran…Y de ahí nos metimos a la escuela donde está el cuartito, se metió él, el subcomandante Tacho, Mónica, Onésimo, Hilda y yo”. Así mismo comentó que hubo una gran cobertura mediática: “Venían periodistas de Argentina, de España, de todas partes, y tenían las cámaras encendidas siempre”.
Sobre las acciones que emprendieron durante esta movilización, Rita Hurtado, hermana de Inés y de Hilda, comenta: “Eso fue muy sonado porque les tapamos las carreteras, les echamos el pescado ahí en SAGARPA para que apestara, o sea, lo que nos hostigaban pues también nosotros lo hacíamos y la gente se empezó a dar cuenta y se incorporaron a ayudarnos, la ciudadanía nos ayudó mucho” (Hurtado, R., entrevista personal, 2022). Así mismo aclaró que el Subcomandante no vino solo, sino que un contingente de hombres y mujeres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) llegaron con él: “Venía resguardado de la Federal de Caminos y las mujeres zapatistas estaban armadas, con un riflón, traían su rebozo pero con su rifle”. Sobre los resultados de esta movilización y el apoyo del movimiento Zapatista Inés agregó: “Nosotros estábamos como a la deriva en el mar y él fue como una tablita que nos ayudó. y cuando él vino pescamos bien agusto, incluso durante la veda de la curvina, con papeles y todo” (Hurtado, I., entrevista personal, 2022).
En cuanto a los problemas actuales con la pesca se encuentra el regateo de precio de parte de los compradores de pescado, como lo comenta Belén Sáenz, una de las pescadoras Cucapáh jóvenes: “Ahorita el problema más fuerte es los compradores de pescado, que a veces no vienen a comprar, a veces nos quieren pagar menos por el pescado, lo que más compran es la mojarra y la vendemos a 50 pesos el kilo, y pues ahorita lo están pagando a 40 pesos el kilo” (Sáenz, B., entrevista personal, 2022). Otro de los problemas continúa siendo el despojo del agua, que también es ejercido por empresarios locales, como lo explica la maestra Yolanda Sánchez Ogás: “Los del campo Mosqueda ponen diques para controlar el agua, y eso hace que las lisas no lleguen porque falta agua… Él tiene muchos árboles, tiene las casitas que renta y requiere mucha agua y la detiene, pero ¿Por qué? Esas aguas son naturales, no son de él, es un delito lo que hace, pero nadie hace nada” (Sánchez, Y., entrevista personal, 2022).
Metodología
La investigación se ha realizado enteramente con métodos cualitativos, con un método etnográfico. Se realizaron entrevistas semi-estructuradas que permiten la flexibilidad necesaria en enfoques interpretativos: “Los métodos cualitativos requieren una respuesta flexible ‘en el momento’ a circunstancias observacionales y conversativas (incluyendo participativas)” (Yanow, 2014, p. XVIII). Así mismo, la importancia del tipo semi-estructurado de entrevistas para mi investigación es central, ya que permiten la flexibilidad necesaria para el tema (Creswell, 2007). Las entrevistas se han realizado a personas Cucapáh en sus hogares/patios en la comunidad de El Mayor Cucapáh (en las interacciones exploratorias en la comunidad es donde me han recibido para hablar conmigo), así como en el ejido Cucapáh Mestizo y ejido El Indiviso.
Es crucial para mi investigación el aplicar principios éticos propuestos por académicas (os) Indígenas, como los principios Kaopapa Maori (Tuhiwai Smith, 2016, p. 168), especialmente Aroha Ki Te Tangata (respeto a participantes), Manaaki Ki Tangata (compartir con participantes y ser amable), y Kia Mahaki (no presumir de tu conocimiento). Una forma de realizar esta investigación de forma ética es ir a la comunidad con una actitud humilde, entendiendo que voy a aprender de las personas Cucapáh, y ser agradecido compensando a las entrevistadas (os) con un pequeño apoyo en especie.
[1] Traducciones realizadas del idioma portugués por cuenta propia.
Conclusiones:
El pueblo Indígena Cucapáh constantemente lucha por sus derechos a la tierra, a pescar en su río y de manera general por su autodeterminación. Estas luchas se pueden entender también contra el colonialismo interno y la matriz colonial de opresiones, ya que como argumentan González Casanova y Fanon, en países que han sido colonizados, como México, se ha impuesto un sistema de opresión neocolonial, aún después de los procesos de independencia “formal”, donde las élites dominantes se benefician explotando a los grupos marginados, especialmente grupos Indígenas. Así mismo, como argumentan Quijano y Walsh, en la actualidad se ha perpetuado por estas élites una estructura de colonialidad del poder, del ser, del saber y de la madre naturaleza. Esto se manifiesta claramente en el despojo de las tierras del pueblo Cucapáh y en las prohibiciones a la pesca que se les han impuesto. Así mismo, lo argumentado por Coulthard, Krenak y Neves Ordonio et al., también se manifiestan en las luchas del pueblo Cucapáh, al resistir al despojo y la opresión neocolonial, luchando por la tierra, por la pesca en su río y luchando por un modo de vida colectiva, basado en la relación con la tierra, y en el caso del grupo Cucapáh, con su río.
Finalmente, vale la pena resaltar las particularidades del grupo Indígena Cucapáh. Las movilizaciones con el apoyo del movimiento Zapatista muestran una solidaridad entre grupos Indígenas de diferentes realidades, y una lucha conjunta por la autodeterminación, y es un tema que amerita una exploración más a fondo. Otro tema relevante es el despojo de los derechos de tierras comunales por personas no Indígenas, mismo que amerita también una exploración más detallada.
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Palabras clave:
Decolonialidad/Cucapáh/Derechos Indígenas/Río/Despojo